Te ha pasado alguna vez que te dices: Él me gusta pero escucho la razón o el corazón?

Y decides hacerlo con el corazón, te va mal, y luego dices: pues si me fue mal con el corazón, ahora decidiré con la razón, y puf, otra vez, te va mal?

Dios, pero qué confusión!

Y así te la pasas, a veces con el corazón y a veces con la razón. 

Sin comprender cómo usarlos a tu favor

Sin saber cuándo decidir con uno y cuándo con el otro. Ufff, hasta uno queda agobiado de sólo pensarlo…

Al igual que tú, basaba muchas de mis decisiones de esta forma.

A veces con la razón y otras con el corazón.

Y no entendía por qué todo me salía mal, principalmente en cosas del AMOR.

A veces me preguntaba si era que cuando decidía con la razón, debía hacerlo con el corazón, y viceversa.

Pensaba que el problema era que siempre lo hacía al revés.

Hasta que un día pensé… ¿Y qué tal usar las dos al mismo tiempo?, ummm… ¿los has pensado?

De esta forma, al menos me garantizaba, que iba a reducir la probabilidad de tomar malas decisiones.

Porque ahora no decidiría apenas con una o con otra, ¡pero sí con las dos!

Lo cierto, es que puedes y necesitas utilizar ambas siempre y cuando uses un catalizador.

¿Un cata… qué? Pues, eso. Un catalizador.

Es decir, algo que sirva de puente entre ambas y que les permita ser compatible la una con la otra.

Es como un mediador entre ambas que te permite sacar lo mejor de ambas.

Ese catalizador o mediador se llama: OBJETIVIDAD. ¡Sí, eso, Objetividad!

Por cierto, ¡en este video te lo explico con más detalle! 

ÉL ME GUSTA PERO ESCUCHO LA RAZÓN O EL CORAZÓN?

Porque cuando tienes que tomar una decisión, es muy importante que la evalúes desde lo que sientes.

Pero también desde lo que entiendes, es decir, desde el sentimiento y la lógica.

Y cuando hay un conflicto de intereses entre ambas, si aplicas la objetividad, podrás poner sobre la mesa tus prioridades entre lo que quisieras hacer vs. lo que deberías hacer.

La objetividad te va a guiar a que te inclines más por la razón o por el corazón según sea el caso

Y así harás lo que más te conviene a corto, mediano y largo plazo.

En vez de apenas lo que quieres por puro capricho, enganche, obsesión, costumbre, o como lo quieras llamar.

Te pongo un ejemplo: imagínate que conociste a un chico que te gusta demasiado, PERO DEMASIADO.

Tanto que casi que hasta te casarías con él sin haber cruzado una palabra jejeje.

¿Qué crees que se está activando más, tu razón o tu corazón?

Exacto, el corazón (la emoción, el sentimiento, la pasión, etc.).

Pero cuando tu razón y lógica se expresan, se te activan las alarmas.

Porque piensas… Ey, no debería tratar de irme de buenas a primeras con este chico.

¡MEJOR ME ALEJO PORQUE NO TENGO CONTROL!

El corazón te lleva a quedarte y la razón a alejarte, ¿no es cierto?

Pero, cuando metes la objetividad en este enredo, el resultado es diferente.

La objetividad te permite establecer puntos de negociación.

Que condicionen con tus decisiones según si tienes luz verde, amarilla o roja como los semáforos.

Ejemplo 1: “Si en el plazo de “x” tiempo, después de darme tiempo de conocerlo mejor (porque es muy pronto para alejarme), no siento la seguridad o confianza necesaria en él para comenzar una relación, entonces NO LA COMIENZO Y ME ALEJO“.

Ejemplo 2: “Este chico tiene pareja. Aunque esté estúpidamente enamorada, me alejo porque no quiero hacer el papel de amante mientras él decide si deja a su pareja o no”.

Ejemplo 3: “Es detallista conmigo, me toma en cuenta siempre, tenemos 4 meses conociéndonos.

Me ha presentado a su familia, sus amigos, quiere que vaya con él a sus cosas.

Ha tenido expresiones de amor hacia a mi sin llevar las cosas al terreno sexual.

Realmente me gusta mucho…

Pues creo que puedo llevar esto hacia el siguiente nivel.

Donde por cierto seguiré atenta a todo lo ocurra para garantizar que estoy evaluando todo con objetividad.

Para no dejarme llevar apenas por el impulso o apenas por la lógica”.

¿Captas la idea?

Pero aquí te tengo un vídeo donde te explico mejor este tema.

Te ayudará muchísimo a comprender todo esto de una mejor forma

Besitos,

Carlos Camarinha

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